viernes, 22 de noviembre de 2013




Actúa. Eso que tu corazón pugna por manifestar: manifiéstalo. Eso que quieres ver hecho en el mundo: hazlo. Eso que esperas recibir para ser feliz: dalo.

Tú lo sabes. Eso que te hace sentir maravilloso y que es tan sublime para ti, que al ver la materialidad que te rodea te preguntas si será posible. Pero ignorarlo no sirve de nada. Y permanece como una estrella guía o un susurro en tus ratos de silencio recordándote que está a tu alcance si haces tu labor.

Y no te preocupes por pensar que los demás no lo van a entender. O incluso por pensar que les va a disgustar.

Si el sol no alumbra la noche porque ha tenido suficiente con alumbrar el día, no ha cometido ninguna falta.

Si la luna no sirve de guía al girasol porque acompañó durante toda la noche al marinero, no ha cometido ninguna falta.

Del mismo modo si tú no haces aquellos que la sociedad quiere que hagas, no has cometido una falta. Pero si no haces lo que tu corazón te llama a hacer, no sólo has cometido una falta, sino un grave sacrilegio hacia tu principal deber. Porque si no manifiestas lo que sólo tú puedes manifestar, daría lo mismo que no estuvieras aquí.

No me niegues el alimento que tienes. Dame de beber. No se lo niegues al mundo. No te lo niegues tú.

Te esperan cosas maravillosas. Tu suprema satisfacción y tu propio respeto para empezar. Conocimiento de ti mismo. Conocimiento y realización de lo que muchos llamamos Dios. Recursos materiales. Amistades que no hubieras conocido de otra forma. Tocar corazones a distancia, y dejar que toquen el tuyo…y saber más allá de toda duda que tu vida está valiendo la pena.


. Decidas entrar en acción o no. Te envío mis mejores deseos.

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