lunes, 18 de noviembre de 2013





Deja de aferrarte a las cosas y personas. Este no es un concepto fácil de entender, pero lo podemos dominar con la práctica. En el momento que logramos mantener el desapego de todas las cosas (y esto no quiere decir que renunciemos a desearlas y amarlas, porque el amor y el apego no son lo mismo, el apego proviene de un lugar de miedo, mientras que el amor es algo puro y generoso, donde hay amor no puede haber miedo) te vuelves una persona tranquila, tolerante, generosa y serena. Llegas a un lugar donde podrás entender todas las cosas sin tener que esforzarte mucho.


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