Cómo puedo entonces ser espiritual y a la vez llevar mi vida tal cual es?
No existe una respuesta única a esta pregunta. Sin embargo, tengo buenas noticias: Se puede lograr. Voy a compartir brevemente, desde mi experiencia y aprendizaje personal, cinco puntos fundamentales que me han sido de mucha utilidad:
En primer lugar, no es necesario cambiar nada de nuestra vida actual. Los cambios por lo general llegan solos, y si nacen desde la espiritualidad, son siempre para bien, y potencian lo que ya somos.
La espiritualidad no debería verse como algo complicado. Es parte natural de cada uno de nosotros y, por tanto, más práctica y sencilla de lo que uno pudiese creer.
Todos los caminos espirituales conducen al mismo punto esencial. Los seres humanos tenemos distintos niveles de entendimiento, y, para ello, existe una amplia gama de sistemas, religiones y técnicas a nuestra disposición. No se trata finalmente del camino que elijamos sino, simplemente, de caminar.
Es importante reconocer que, más allá de nuestro trabajo, profesión, logros y éxitos, hay un espacio más profundo que necesita de nuestra atención, y que nos acompaña durante toda la vida. En este sentido, no importa lo que estamos haciendo, sino lo que estamos siendo en cada momento.
Más allá del conocimiento que obtengamos, lo importante es pasar a la acción: Ir integrando ese aprendizaje a nuestros pensamientos, palabras y acciones diarias. Probablemente, este es el paso más decisivo para lograr un cambio sustancial y concreto en nuestra vida cotidiana.
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