Serie “Cómo alcanzar la paz interior”: 4. Conocerse a uno mismo
Tener
paz interior incluye implícitamente ser consciente de uno mismo y
conocerse. ¿Cómo puedo saber si estoy en paz si no me conozco?
Muchas
veces creemos que nos conocemos por toda una serie de “etiquetas”
que nos han ido poniendo (o nos hemos puesto nosotros mismos). Pero…
¿quiénes somos en realidad?
Autoconocimiento
El
conocerse a uno mismo lleva mucho tiempo y gasta mucha energía
porque implica aceptar que muchas veces la
causa que origina nuestro comportamiento no nos gusta.
A ninguno de nosotros nos gusta descubrir que podemos ser
manipuladores, egoístas, envidiosos,… eso forma parte de nuestra
sombra, de lo más oscuro, son comportamientos no aceptados
socialmente y sabemos que los demás pueden rechazarnos si descubren
la verdad sobre nosotros mismos.
El
autoconocimiento se inicia a través de la observación
de uno mismo.
Es necesario mirar hacia el interior, preguntarme quién soy en
realidad. Obsérvate sin juzgarte.
Es
necesario sincerarse
con uno mismo,
dejar que la verdad florezca sin tapujos, siendo capaz de llegar a lo
más profundo del Ser.
Otra
forma de conocerse a sí mismo es utilizar la
teoría del espejo:
aquello que vemos fuera sólo es un reflejo de nuestro interior: lo
que me gusta de otros es lo que me gusta de mí, lo que no me gusta
de otros no me gusta de mí…
Autoengaño
Nuestro
mayor enemigo en este proceso de autoconocimiento es el autoengaño.
Es el ego, a través de la mente, el que hace que me engañe a mí
mismo. Primero creando una imagen falsa de mí, y después creando
otra imagen falsa del mundo para, más tarde mentirme sobre lo que
hago, justificando
siempre mis actos.
La
mejor manera que conozco para detener esta gran mentira
es ser consciente de
tus pensamientos y tus actos;
escuchar a la mente cuando intenta justificar lo que vamos a hacer, y
sonreírle como amor, mientras desechamos los pensamientos. Deja que
sea tu interior quien decida, pregúntate: ¿esto te va a hacer más
feliz, te va a hacer mejor?
Aceptación de uno mismo
Aceptar
es ver la realidad que existe en un momento determinado, amarla tal
cómo es porque tú la has creado, y
sentirte en pazcon
ella.
Influenciado
por los demás: mis padres, amigos, compañeros, parejas,…, creando
mis propios pensamientos, mis actos, mis experiencias… lo que yo
soy, la imagen que tengo de mí mismo la he ido generando poco a
poco, a lo largo de años. No es cuestión de culpar a nadie, actúa
con responsabilidad.
Puede
ser que no te guste la realidad que tienes ahora, en este momento,
pero es lo que has creado y para estar en paz debes amar lo que has
creado. Si más adelante quieres cambiarla eres libre de hacerlo. Al
igual que has creado esta realidad puedes crear aquella que tu
quieras.
Lo
más importante de todo esto es ser consciente que soy
capaz de todo:
de lo que consideramos mejor y de lo que consideramos peor… y que
tengo que aceptarme como soy en ese momento, porque yo he decidido lo
que quería ser.
Conocerse
a uno mismo, sin engañarse, y aceptarse tal y como uno es, nos
ayudará a estar en paz con nosotros mismos.
Un cuento sobre esto:
Un niño indio le preguntó a su abuelo por qué había hombres buenos y malos.
El abuelo le contestó que en el interior de cada hombre había dos lobos: uno era el que llevaba en su interior el amor, la bondad, la generosidad… y el otro llevaba odio, rencor, envidia… y continuamente estaban peleando entre sí.
Volvió a preguntar: “¿y qué lobo gana?”
El anciano respondió: “Aquel al que alimentes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario