viernes, 12 de septiembre de 2014



Resulta que por el simple hecho de respirar el agua de mar que pulverizan las olas al romper, y sin que sea preciso hacer nada especial, durante todo el tiempo que estamos bañándonos en el mar o tomando el sol y divirtiéndonos de cualquier manera en la playa, estamos realizando las más extraordinaria terapia para las vías respiratorias. Por eso todo el que va a la playa con alguna afección respiratoria, no sólo le pone remedio rápido, sino que además queda como vacunado contra esas afecciones por bastante tiempo. Afortunadamente la técnica ha sido capaz de imitar ese efecto de la naturaleza con pulverizadores por ultrasonidos, muy económicos, y que producen los mismos efectos terapéuticos.
¡Y qué decir del efecto beneficioso del agua de mar en la piel! Quien más, quien menos, se ha encontrado con alguna herida en temporada de playa, y ha observado con estupor cómo se le cerraba y cicatrizaba limpiamente en pocos días gracias a los baños con agua de mar. Se enteran también muy pronto de sus beneficios los que llegan con hongos en los pies, con sudor insano, con piel enfermiza, con erupciones y con acné; los que tienen grasiento el cuero cabelludo, los que producen mucha caspa o pierden demasiado pelo. Todos ellos vuelven nuevos y con un aspecto de salud desbordada por todo el cuerpo.
Pero es que los baños en agua de mar, más el sol, más la arena, más el microclima de la playa, el más privilegiado por juntarse ahí cielo, mar y tierra, ejercen un efecto sedativo en el sistema nervioso y regulan de forma extraordinaria todo el sistema hormonal.

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