miércoles, 2 de julio de 2014

DE PARTE DE MI BUEN AMIGO CHICHO (ADOLFO FRAGUEIRO)

HORA DE DESPERTAR 

Alan WATTS 


Todo lo que “es”, eres tú. Y esto debería ser algo tan absolutamente obvio, mas no lo es ni por asomo. Debería ser la cuestión más sencilla de la vida que tú es lo que siempre ha sido y siempre será por siempre. 

 Pero hemos sido embaucados. Desde niños todos nos repetían: “eres poco”…, y nos lo creímos.  

 Por eso, no sé si entenderás cuando te digo –en formulación negativa- que no puedes cambiarte ni hacer nada para ser mejor; para ser más sereno, más feliz, más… místico. No puedes hacer lo más mínimo.  

 Pero quizás puedas empezar a entenderlo si lo formulamos de forma positiva: no necesitas hacerlo porque, si te ves a ti mismo correctamente, verás el extraordinario fenómeno de la naturaleza que ya eres. Como son los árboles, las nubes, los patrones que forma el agua al correr, el fulgor del fuego, el titilar de las estrellas, las formas de las galaxias… Somos todos igual de maravillosos. 

 No hay en ti nada erróneo. Lo único que ocurre es que tú tienes la idea de que hay algo mal en ti. Y si lo crees, lo habrá.  

 Pero no hay nada malo. Todo forma parte del fluir, de lo que es.  

 Por eso, tenemos que liberarnos del sentimiento de culpabilidad. Más aún: ni siquiera hay que sentirse culpable de sentir culpabilidad. Nos enseñaron a sentirnos culpables, y lo seguimos sintiendo. Y eso no se arregla porque alguien se te acerque y te diga que no debas hacerlo.  

 No es que no “debas” sentirlo, sino que, si lo sientes, no te preocupes por ello.  

 Si insistes en que no puedes parar de preocuparte, te diré: está bien, preocúpate. Esto es “dejarse fluir”.  

 ¿Qué haces cuando no sabes qué hacer? Observas, simplemente observas lo que acontece. Como cuando alguien sigue una pieza musical: prestas atención y sigues su sonido. Y es así como hallas el sentido a la música. Tras un tiempo de adiestrarte en ello, hallarás el sentido a toda música. Y ese sentido será la música misma.   





  Chicho
"Cuando el Sabio señala la Luna,
               el necio se queda mirando el dedo"



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