¡Me
declaro vivo!
Saboreo
cada acto
Antes cuidaba
que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba
como los demás querían y mi conciencia me censuraba.
Menos mal que
a pesar de mi esforzada buena educación siempre había
alguien difamándome. ¡Cuánto agradezco a esa gente que
me enseñó que la vida no es un escenario!
Desde entonces
me atreví a ser como soy
He viajado por
todo el mundo, tengo amigos de todas las religiones;
conozco gente extraña: católicos, religiosos pecando y asistiendo a
misa puntualmente, pregonando lo que no son, personas que devoran al prójimo con
su lengua e intolerancia, médicos que
están peor que sus pacientes, gente millonaria pero infeliz,
seres que se pasan el día quejándose, que se reúnen con familia o
amigos los domingos para quejarse por turnos, gente que ha
hecho de la estupidez su manera de vivir.
El árbol
anciano me enseñó que todos somos lo mismo
La montaña es
mi punto de referencia: ser invulnerable, que cada uno diga
lo que quiera, yo sigo caminando indetenible.
Soy guerrero:
mi espada es el amor, mi escudo el humor, mi hogar la
coherencia, mi texto la libertad.
Si mi
felicidad resulta insoportable, discúlpenme, no hice de la cordura mi
opción. Prefiero la imaginación a lo indio, es decir inocencia
incluida.
Quizás
solamente teníamos que ser humanos
El que tú no veas los átomos, no significa que no
existan
Anonimo
.....Si
das....., haz que sea a fondo perdido
No hay comentarios:
Publicar un comentario