¿Cómo
prevenir la enfermedad?
Somos
creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si
creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que
atacarla,
porque seremos salud
¿Y
si aparece la enfermedad?
Pues
tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó
Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara
una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha
enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es
fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y
cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la
lección de la enfermedad en tu vida.
Cada
vez más personas sufren ansiedad
La
ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco
en el estómago, una sensación de falta de aire Es un vacío
existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar
dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando
buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la
búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos
en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos
a intentar llenarlo con cosas y posesiones.
Pero como no se puede
llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.
¿Y
qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?
La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más
calorías, o buscando un príncipe azul afuera.
La angustia se
pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te
reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que
queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el
debería será, y no somos ni lo uno ni lo otro.
El estrés es
otro de los males de nuestra época
El estrés viene de la
competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que
quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar.
Y
realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia
competencia, es decir, cuando quieres ser único, original,
auténtico, no una fotocopia de nadie.
El estrés destructivo
perjudica el sistema inmunológico.
Pero un buen estrés es una
maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis,
y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo
nivel de conciencia.
¿Qué
nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?
La
soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20
minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un
puente hacia la verdadera salud;
es acceder al altar interior, al
ser interior.
Mi recomendación es que la gente ponga su
despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus
ocupaciones.
Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos
primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a
meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el
potencial del alma.
¿Qué
es para usted la felicidad?
Es
la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos
para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer,
es integridad.
Cuando todos los sentidos se consagran al ser,
podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando
confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a
un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego.
Somos
felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida
cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a
nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con
nuestra conciencia.
Vivir
el presente
Vivir
el Presente
¿Es
importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?
Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas
de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener.
Yo me
digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con
la capacidad de habitar la realidad.
Y vivir en realidad es salir
del mundo de la confusión.
¿Tan
confundidos estamos, en su opinión?
Tenemos
tres ilusiones enormes que nos confunden.
Primero
creemos que somos un cuerpo y no un alma,
cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la
muerte
Segundo,
creemos que el sentido de la vida es el placer;
pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia.
Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la
vida y no la vida al placer.
La
tercera ilusión es el poder;
creemos tener el poder infinito de vivir.
¿Y
qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?
El
amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza
renovadora.
El amor es magnífico porque crea cohesión. En el
amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el
amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena
En el amor
no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay
resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor,
cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía.
Ahora,
desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el
amor no es débil.
Nos debilita cuando entendemos que alguien a
quien amamos no nos ama
Hay una gran confusión en nuestra
cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son
por amor pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una
variedad del apego.
Eso que llamamos habitualmente amor es una
forma de drogodependencia, no tiene nada que ver con EL AMOR, que es
un estado que puede alcanzar nuestra conciencia. Igual que se depende
de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del
enamoramiento.
Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a
alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme.
El verdadero
amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre
conduce a la libertad.
Pero a veces nos sentimos atados a un
amor
Si el amor conduce a la dependencia es el "eros"
que lleva como reverso el "thanatos" . Eros es una cerilla
de fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos
minutos ya te quemas el dedo......
Hay muchos amores que son así,
pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño
del verdadero amor.
Cuando el leño está encendido produce el
fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.
¿Puede
darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?
Solamente
la verdad.. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa
de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que
eres.
Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte;
tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu
maestro.
Ámate,
sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar
a nadie que te pueda querer.. El amor produce amor
Si
te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques
una migaja; eso es indigno de ti
.
La clave entonces es amarse
a sí mismo Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no
amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás
condicionando al otro.
Acéptate como eres; lo que no aceptamos
no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de
transformación permanente.
LA
CAUSA DE LA ENFERMEDAD
La
enfermedad es, desde la perspectiva de un sanador, un desequilibrio.
Y éste es el resultado de olvidarse de quién es uno. Este olvido
crea pensamientos y acciones que conducen a una forma de vida insana
y, en su momento, a la enfermedad. En sí misma, la enfermedad es la
señal de que uno está desequilibrado por haberse olvidado de quién
es. Se trata de un mensaje directo que no sólo nos dice la forma en
que estamos desequilibrados, sino que nos muestra, además, los pasos
que debemos dar para volver al yo real y a la salud. Esta información
es muy específica si se sabe cómo acceder a ella con seguridad.
Por tanto, se puede entender la enfermedad como una lección que
uno se da a sí mismo para ayudarse a recordar quién es. El lector
pensará inmediatamente en todo tipo de excepciones a esta
afirmación. Pero, en su mayoría, tales excepciones le limitarán a
una percepción de la realidad que únicamente incluye este tiempo
vivido particular y sólo la vida del cuerpo físico. Por contra, la
finalidad que persigo es más trascendental. Las afirmaciones que
anteceden sólo podrán ser entendidas por el lector de forma plena y
saludable si se acepta ya a sí mismo com existente más allá de las
dimensiones físicas del tiempo y el espacio. Sólo se pueden sentir
esas afirmaciones como amor si le incluyen a usted como una parte del
todo y, por ende, como el todo. Se basan en la idea de que
individualización y plenitud son la misma cosa.
Es decir, el
todo está formado a priori por partes individuales y éstas, por
tanto, no son sólo parte de aquél, sino que, como un holograma, son
realmente el todo.
Durante mi propio proceso de crecimiento
personal, que se produjo a lo largo de los años mientras hacía mis
observaciones del campo energético como consultora, tuvieron lugar
dos cambios que alteraron drásti-camente mi forma de trabajar con la
gente. El primero consistió en que durante las sesiones empecé a
recibir consejos de mis maestros espirituales sobre lo que debía
hacer en ellas, lo que me llevó a buscar y a pedir tipos específicos
de información relativos a los distintos niveles del aura. El
segundo cambio consistió en el desarrollo de lo que yo denomino
«visión interna»; es decir, que era capaz de ver en el interior
del cuerpo, como si fuera un aparato de rayos X. Mi trabajo fue
cambiando lentamente de ser consultora a convertirme en sanadora
espiritual.
La curación se convirtió, primero, en una
ampliación de la terapia, para pasar luego a ser el núcleo central
de toda terapia, pues alcanza a todas las dimensiones del alma y del
cuerpo mucho más allá de lo que podía llegar la terapia. Mi
trabajo se hizo evidente: estaba curando el alma o convirtiéndome en
un canal para ayudar a que el alma recordara, en los momentos en que
se olvida y se aparta del camino en la enfermedad o el malestar,
quién es y adónde se dirige. Este trabajo me ha resultado muy
gratificante, llenándome de éxtasis al experimentar las elevadas
energías y los seres angélicos que acuden a la curación. Al mismo
tiempo, es un desafío personal enfrentarse al dolor de una terrible
enfermedad física, que el sanador debe experimentar hasta cierto
punto para curar. Tuve que permitirme ver la tremenda energía y los
desequilibrios espirituales con que viven muchas personas. La
humanidad lleva consigo un terrible dolor, sufre de soledad y siente
un profundo deseo de libertad. El trabajo del sanador es un trabajo
de amor. Llega al interior de esas dolorosas áreas del alma y
reaviva suavemente la esperanza. Hace que despierte de nuevo la
antigua memoria de quién es el alma. Toca la chispa de Dios en cada
célula del
cuerpo y le recuerda con cariño que ya es Dios y, al
serlo, fluye inexorablemente con la Voluntad Universal hacia la salud
y la plenitud.
En los capítulos que siguen expondré el proceso
patológico y el de curación, contemplados desde el punto de vista
de los maestros espirituales. Compartiré con el lector algunas de
mis experiencias como guía espiritual en el ámbito profesional, y
comentaré en detalle la elevada percepción sensorial, cómo actúa
y cómo la puede aprender el lector. También presentaré la visión
de la realidad de Heyoan. Es importante que se entienda todo esto
para aprender las técnicas de curación presentadas en la Quinta
parte.
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