Al ver desde la perspectiva del alma, comprendemos que todo lo experimentado fue perfecto. Necesitamos de un entorno dual intenso, con marcadas diferencias vibratorias, para reconocer el punto medio donde mora el equilibrio. Necesitamos de la oscuridad para apreciar la luz y del abismo para dirigir los ojos hacia nuestro cielo interno. Cada ocasión que supusimos negativa o adversa nos fortaleció,impulsándonos a volar y a sentir de una manera más franca y profunda.
Volvernos conscientes de la Unidad implicó fragmentarnos para redescubrir nuestra esencia divina. Vivir nos permitió compartir para internalizar lo aprendido. Así fuimos creciendo, y fue en ese crecer que pudimos comprender lo que en verdad sucedía: estábamos recordando lo que ya era sabido, pues todo emana de la misma Fuente inmaculada, a cual regresamos tras despertar, abrazar y amar a nuestra propia sombra que estaba recluida.
Al desvanecerse la ilusión, veo en tu corazón al mío y sonrío. Internamente sé que el amanecer del nuevo Sol nos encontrará unidos. ¿Quién podrá dañar, juzgar o marginar, si es capaz de ver que a quien hiere, lastima o discrimina es a uno mismo? ¿Quién se atreverá a mantener vivo el rencor si siente que perdonando se ama y sana por dentro? Te siento... Te amo. Vibramos en la misma trama que hoy nos abriga , al volvernos conscientes del retorno a la Unidad.
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