jueves, 6 de febrero de 2014




Creemos que en todo ser humano, desde su origen, hay un sujeto espiritual, aunque todavía no se pueda expresar. Pero hay más. La experiencia nos enseña que para que la conciencia comience a funcionar, necesita ser hablada. Necesita ser estimulada por la palabra, despertada por la palabra, por así decir, o por lo menos por el signo (como el caso de Hellen Keller). Esto lo vemos al observar cómo se desarrollan los niños, y, por contraste, nos lo confirma la triste experiencia de los llamados "niños salvajes" (Enfants sauvages, Feral Children); niños que no han sido criados en un ambiente humano. Sin una relación humana, la conciencia humana no se puede desplegar (o lo hace muy rudimentariamente). Esto es asombroso. Es una manifestación de queel espíritu humano es relacional. La tradición de pensamiento cristiano ve en esto una huella de que el hombre es un ser para la relación: procede de la relación con Dios y está destinado a la relación con Dios.

Para el cristianismo, es un asunto muy serio. La relación humana tiene su perfección en el amor. La moral cristiana se resume en amar a Dios sobre todas las cosas; y a los demás como hijos de Dios. Cada persona humana aspira en lo más hondo a amar y a ser amada, y no le parece que  hay mejor bien que éste.

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