Desde pequeños, a los seres humanos nos basta con que nos digan que no hagamos una cosa para que corramos a hacerla. Luego vamos haciéndonos mayores y parece que la psicología inversa empieza a fallar un poco, aunque, eso sí, muchos de nosotros seguimos sin aceptar los buenos consejos de los demás. Nadamos en un mar de buenos consejos. Sin embargo, a menudo nos negamos a aceptarlos, y terminamos ahogándonos. La pregunta es ¿por qué?
Bien, pues según estudios científicos existen varias razones:
1. El problema del poder
En un estudio, la investigadora de Harvard Francesca Gino y sus compañeros Leigh Plunkett Tost y Richard Larrick descubrieron que hacer que la gente se sienta poderosa (aunque sea temporalmente) pidiéndoles que describan un momento de su vida en el que tuviesen control sobre otros disminuye su voluntad de aceptar consejos.
“Intentamos causar una buena impresión en los demás y demostrarles que somos individuos informados y competentes. De alguna manera, aceptar el consejo de otro nos hace sentir como si admitiésemos que no merecemos nuestra posición” Francesca Gino
2. El efecto “furia” vs. La solución del agradecimiento
Que aceptemos el consejo o no también tiene mucho que ver con los altibajos de nuestro estado de ánimo. En otro experimento, Gino y Maurice Schweitzer, de la Universidad de Pensilvaniahicieron que un grupo de personas se sintieran furiosas poniéndoles un corto acerca de un hombre recibiendo una paliza. Otro grupo fue inducido a sentir gratitud viendo un vídeo emotivo en el que un hombre recibía un regalo inesperado de sus compañeros de trabajo.
El grupo “agradecido” se mostró tres veces más propenso a aceptar consejos que el grupo furioso.
3. La paradoja de la ansiedad
No todas las emociones negativas nos alejan de asesoramiento. La ansiedad puede hacernos más propensos a escuchar. De acuerdo con otra serie de experimentos Gino y sus compañeros descubrieron que si te sientes ansioso es probable que aceptes ese consejo. El problema es que “los individuos ansiosos se apoyan en gran medida en el asesoramiento, incluso cuando el consejo es malo.”
4. La cooperación como solución
Incluso cuando la gente se sentía poderosa, saber que cooperarían eventualmente con su asesor en una tarea que proporcionaría beneficio mutuo eliminaba el problema del poder. La cooperación fomenta la confianza, lo cual fomenta aún más la cooperación.
Además, la cooperación tiende a incrementar las emociones positivas, las cuales nos animan a respetar las opiniones de los demás a la vez que dan a nuestros argumentos más credibilidad.
Fuentes: Psychology Today
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